21. La visita





Laura y su ex-marido aceptaron la invitación de Sofía y ese mismo día viajaron a encontrarse con ella.

—Ha sido una suerte que Nina y Nano encontraran a esta mujer —comentó aliviada Laura—. Ahora estoy tranquila porque sé que Nina está en buenas manos. Esa mujer debe ser una buena persona.

Llegaron a la localidad y encontraron con facilidad el gran paseo donde estaba la casa. Sofía salió a recibirlos en el jardín, todavía engalanado con los farolillos chinos del pijama-party de la noche anterior.

—¡Bienvenidos a mi casa! Espero que se queden a almorzar, hoy tenemos paella. ¿Les gusta la paella? ¡Sí, supongo que sí, a todo el mundo le gusta la paella!

Entraron en el interior de la casa y Sofía les sirvió unas cervezas frías.

—¿Tal vez prefieran una copa de vino, o un coñac?

—No se moleste, ya están bien las cervezas.

Los hijos de Sofía acudieron al salón para conocer a los nuevos invitados. Sofía los presentó:

—Estos son mis cuatro hijos. Yo sé muy bien lo que significa ser madre y que tus hijos te muestren su cariño. Imagino lo que sufriría si un día se escaparan de casa —comentó Sofía—. Ustedes son muy afortunados de tener una hija como Nina. No me cabe la menor duda de que será una gran cantautora, porque tiene talento, y el destino la ha juntado con el joven Nano, que le ayudará a demostrarlo. ¡Hacen una pareja perfecta! ¡No sabe cómo me alegra el verlos juntos a los dos! Querida, Nano me ha contado su historia. ¡Todos hemos cometido errores! Son muy afortunados los que tienen una segunda oportunidad, y supongo que usted la tiene. Lo digo porque veo en la expresión de su ex-marido que sigue sintiendo afecto por usted. ¿Se han reconciliado?

—Así es —contestó el ex-marido—. Laura y yo nos volveremos a casar cuando todo esto haya pasado y recuperemos a Nina.

—¡Es maravilloso! Nina será la hija mas feliz del mundo cuando lo sepa!

—¿Podremos verla?

—Querida, ya sé que siente el natural deseo de una madre de reconciliarse con su hija, pero no creo que sea ahora el momento adecuado. Tiene que tener paciencia y resignación, hay heridas que tardan en curarse, y Nina está muy dolida por todo lo que ha sucedido. Creo que es mejor para las dos que deje que su hija se tome todavía algún tiempo y aproveche su dolor para componer las canciones que tiene en su mente. ¡Nunca volverá a tener un estado emocional como el que tiene ahora para crear!

—Sí, tal vez usted lleve razón —contestó Laura resignada.

—Vayan preparando todo para su boda mientras Nina se toma el tiempo necesario para perdonar y olvidar. Espere a que su hija venga a usted, que estoy segura que lo hará, ¡pero necesita tiempo!

—Ella ha sido la causa de nuestra reconciliación —comentó el ex-marido de Laura—. Supongo que debemos permitirle que se tome el tiempo que necesite para recuperar nuestro afecto. Laura y yo nos resignaremos y esperaremos lo que sea necesario…

—Me alegra oírselo decir. ¡Nina tiene los padres que merece!

Después de aceptar la propuesta de Sofía y del prometido almuerzo, los padres de Nina regresaron a la pequeña localidad costera.

—Creo que me vendrán bien unos días de descanso en la playa —comentó Sergio cambiando una significativa mirada con Laura.

—Y a mí también me sentará bien olvidarme de todo lo pasado y disfrutar de unos días sin remordimiento ni mala conciencia.

Cuando llegaron, el sol declinaba y se ocultaba detrás de la ladera de las viviendas de veraneo. La playa seguía concurrida, con todas las hamacas todavía ocupadas, y llegaban las primeras barcas que habían estado pescado durante el día, con los habituales compradores haciendo corros alrededor de las cestas de la preciada captura.

—Sergio, hoy no iremos al restaurante. Compraremos algo de pescado fresco y yo lo cocinaré en el apartamento. Quiero que de aquí en adelante te sientas otra vez como si estuviéramos en nuestra casa.

—Me parece una excelente idea, Laura, tú siempre fuiste una gran cocinera!

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